Friday, April 21, 2006

Animal Sospechoso n. 1


Qual eminenza di mente fu quella di colui che s'immaginò di trovar modo di comunicare i suoi più reconditi pensieri a qualsivoglia altra persona, benché distante per lunghissimo intervallo di luogo e di tempo? Parlare con quelli che son nell’Indie, parlare a quelli che non sono ancora nati né saranno se non di qua a mille e dieci mila anni? e con qual facilità? con i vari accozzamenti di venti caratteruzzi sopra una carta. [1]

Galileo Galilei
Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo
Giornata prima



Sentados en dos círculos antagónicos, los integrantes escuchaban atentos al pirata improvisado quien hacía las veces de vocero del grupo que llevaba la batuta: «De La Habana viene un buque cargado de…», decía su estribillo náutico más o menos invariable que fijaba el abanico de las posibilidades temáticas. Antes de que la clepsidra terminara su acompasado derrumbe arenisco, en plena altiplanicie andina a más de mil kilómetros de la geografía coralina, el juego de las adivinanzas portuarias disparaba el vocabulario más o menos exótico de los objetos posibles entre los que tendría que hallarse la palabra acertijo. El abanico se extendía en su flexibilidad desde las papayas, piñas y habanos, hasta los nombres de tribus indígenas y libros de cronistas más o menos conocidos. Si la adivinanza llegaba a buen puerto y el círculo contrincante acertaba, entonces el siguiente grupo tomaba la voz cantante perdida y acoplaba una ciudad costera alejada de La Habana y hacía repetir la coda al pirata improvisado: «De Cartagena sale un buque cargado de…».

Tiempo después, cuando aprendimos cómo bautizar la noche con un reguero de vino deplorable o con mareadas de almizcles que envilecían el sentimiento, dejamos que creciera esa sensación extraña, análoga al juego marítimo de los calambures portuarios, que dejaban los volúmenes escritos en español provenientes de otras latitudes y nos embargara, haciéndonos sentir hermanastros de muchos autores que escribían en una lengua parecida pero distinta que, a la larga, parecía como tocada por una vieja resaca de piedras nocturnas que la hacía cercana pero extraña.

Así la lengua española –o castellana según el profesor de gramática en la era escolar–: océano siempre presente aunque propietario de latitudes y distancias que producen cierto extrañamiento. Y así crecimos, creyendo en ese soliloquio de cada uno de los clanes dialectales, pegados como una rémora a la panza de un vehículo que atraviesa enormes distancias salinas, sin sentirnos del todo vecinos o extranjeros sino sabiéndonos habitantes torpes y lúcidos de una ciudad apócrifa de Marco Polo, familiares siameses y a la vez antípodas de un doble de vocabulario similar, aproximado.

–Pero a cada uno su soledad–, diría con razón monsieur Gaston Bachelard. Bien explica en uno de sus escritos centinelas cómo se hizo anacoreta aprendiendo de la soledad de los otros, compartiéndola con la imagen que de ésta le ofrecían sus autores preferidos. De toda esa argamasa de sentimientos la ceniza que queda es la poesía, ese animal sospechoso (Nicanor Vélez, José Ángel Valente o el movimiento de la materia. Rosa cúbica, 21/22. Barcelona, 2001) por quien es mejor no hablar y, sobre todo, a quien no hay que defender desde las graderías, puesto que él mismo lo hace mejor que tratados, poetas y vanos ejercicios de reivindicación.

Una vez soltadas las amarras y levadas las anclas, sin querer descubrir de nuevo las ciudades de Gog y Magog (Ung y Mungul según los primeros visitantes de esa región imaginada) y sin querer deslumbrar con finos paños de oro o de seda, ni con hermosas cuentas de lapislázuli, abandonamos a su suerte este primer cargamento de palabras venidas desde Bogotá, Galicia, Santo Domingo y Córdoba en las voces de Javier González, Chus Pato, Alexis Gómez Rosa y Neus Aguado.

Por ahora concluyamos con esta larga letanía. Ángel o demonio, animal sospechoso quiere pertrecharse en la sombra, como bestia de la maleza, en este idea: hacer respirar, desde sus páginas, a esa Laye babélica, última Thule ciudad del extranjero y escuchar desde la calígine esa extraña algarabía, a veces imperceptible, aludida al comienzo de este texto: como en la espesura, cuando el follaje no permite aún divisar el caudal en su caída de piedras y guijarros, pero deja intuir con claridad el rumor del agua golpeando los peñascos.

Sin embargo, más que una travesía, este primer número puede considerarse como un bautismo mexicano: Mañanitas mexicanas, nuestro dossier, lo debemos a la iniciativa del poeta Margarito Cuéllar quien, desde el castigo, o bendición, del sol de Monterrey, dio vida a una serie de iluminaciones y préstamos que fueron sumándose uno tras otro como eslabones, hasta conformar la cadena entera. Así llegaron Myriam Moscona, con sus semblanzas de Elsa Cross, Gloria Gervitz y Elva Macías; ellas mismas, con sus poemas y su atención a nuestros múltiples requerimientos, y Jeannette L. Clariond, con la prontitud con que nos hizo llegar su entrevista a Ricardo Yáñez. Y como todo bautismo –y toda fundación– requiere de una sombra tutelar para su primera ceremonia, no podemos omitir al Rimbaud evocado por Javier González, quien, desde la humedad y el alboroto bogotanos, nos adentra en ese género ambiguo de la hagiografía rimbaudiana y nos recuerda la actualidad de ese «muchacho que puso los propios caprichos por encima del oficio».

No se hable más: ya se acerca esa encantadora y fina dama salvaje que alebresta las voces de la penumbra, que propicia la fiesta como una «cabalgata en medio de la siesta» Pierre Clastres. Investigaciones en antropología filosófica. Barcelona, Gedisa, 1981.

Thursday, April 20, 2006

Animal Sospechoso n. 4





Un poema es el rastro de una intuición cristalizada en objeto verbal. Si es honesta, la intuición no puede construirse, sobreviene. Sólo podemos propiciarla creando las condiciones necesarias para que así suceda: desprendernos del deseo y de la voluntad. Eso mismo puede advertirse frente a los poemas de César Simón que hemos reunido en el dossier dedicado a su poesía, a cargo de Begoña Pozo (con artículos de Jaime Siles, José Luis Falcó y una semblanza escrita por su hija, Claudia Simón), con el que pretendemos contribuir a la incorporación del poeta valenciano a la tradición viva de la poesía hispánica. Sus poemas son diálogos interiorizados que surgen a partir de una experiencia concreta, minuciosamente descrita en sus aspectos físicos, pero que, a diferencia de lo que sucede con otros poetas contemporáneos suyos, tienden a la suspensión del juicio. Ya desde su primer libro, Simón incorpora con naturalidad el lenguaje común al poema sin que éste se vuelva prosa versificada; en su última época, a medida que su poesía se vuelve más sintética, aflora el esqueleto de ideas sensibles –sentidas y vividas como una experiencia más– en el que desemboca epigramáticamente la larga meditación sobre la totalidad de su vida.

Entre los poetas invitados a la primera sección de la revista, «Un buque cargado de...», nos alegra contar con la israelí Margalit Matitiahu. Pensamos que su presencia encaja dentro de nuestra enconada defensa de la contaminación lingüística, recordándonos al pariente casi desaparecido de la lengua española: el sefardí o ladino. Los poemas de Margalit muestran cómo esta otra hebra de la tradición no se ha truncado del todo y cómo puede hablarnos aún de la poesía de nuestra lengua. Desde España, Olvido García nos cede, para esta ocasión, varios poemas inéditos de quebrada intensidad, que forman parte de Y todos estábamos vivos, libro de próxima aparición en Tusquets Editores. Por su parte, desde México, Jeanette Clariond nos introduce, con afilada delicadeza, en una extraña elegía a la vida. Cierra este apartado de «ultramarinos» la oscura y tensa plegaria del colombiano Juan Pablo Roa.

En esta cuarta entrega animal sospechoso inicia una nueva sección, «Otras aguas», dedicada a la traducción de poetas desconocidos, o poco conocidos, en español. Estamos convencidos de que la poesía no bebe de una sola lengua y que la endogamia y la falta de inseminación lingüística procedente de otras tradiciones la empobrece progresivamente. Uno de los motivos por los que hemos elegido la obra de R. S. Thomas, poeta galés en lengua inglesa, para dar inicio a este apartado es la distancia que separa su obra de la tradición contemporánea en nuestra lengua. Esperamos que esta breve selección de sus poemas, ásperos y sin concesiones, a cargo de Misael Ruiz, despierte la curiosidad de algún lector.

Los apuntes de Roberta Raffetto en «Remolque final» acerca de la influencia de Fernando Pessoa en Álvaro Mutis, o mejor, de las «Reminiscencias de Álvaro de Campos en Maqroll El Gaviero» nos lleva al terreno de una valiente intuición que apuesta por descubrir cómo la poesía del portugués ha podido hacerse antecedente de un personaje de ficción de nuestro tiempo.

Dentro de los libros reseñados en «Lector de poesía», quisiéramos destacar el volumen Poesía hispánica contemporánea (Andrés Sánchez Robayna/Jordi Doce). Además de esta publicación, comentamos también otros libros de reciente aparición: el estudio sobre las influencias de la lírica inglesa en el siglo xx español de Jordi Doce (iv Premio de Ensayo Casa de América); una extensa antología de René Char, en edición bilingüe, presentada y anotada por Jorge Riechmann, quien lleva años traduciendo su obra, y un voluminoso título que reúne la poesía de Luz Pozo Garza, la poeta gallega viva de mayor trascendencia en la actualidad. Cerramos los repasos de este número de animal sospechoso con una sugestiva autobiografía de Joseph Brodsky.

En esta ocasión acompañarán nuestra lectura las imágenes austeras y sutilmente irónicas del fotógrafo español, ya fallecido, Paco Gómez (Pamplona, 1918 - Madrid, 1998), integrante de la Escuela de Madrid (La Palangana) de los años cincuenta. En sus fotografías los objetos pierden su naturaleza convencional para transformarse, imperceptiblemente, en lo que su ojo ha ido haciendo de ellos. El último agradecimiento de estas páginas va dirigido al pintor mallorquín Pere Alemany por habernos cedido el dibujo que ilustra la portada de esta entrega.